El diablo es muy tentador (A. Maths)

La huella de mis pisadas no duraba mucho en la arena, pues casi inmediatamente las olas las borraban.
El viento jugaba con mis cabellos, meciéndolos y enredándolos. Me quedé quieta, mirando al mar infinito mientras ponía uno de esos mechones rebeldes tras la oreja.
Suspiro y me quito el vestido que llevaba, quedándome con el biquini que había traido.

Necesitaba saborear el agua salada, necesitaba salir del castillo, desconectar de la magia que tanto me gustaba y bucear en las profundidades del océano.
Lentamente me acerqué más a la orilla, dejando que mis pies tocaran el agua fría.
Sonreí. Me gustaba esa sensación, era...era refrescante y francamente única.

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, dotando así al agua de reflejos anaranjados, convirtiéndose en un precioso reflejo del cielo de la tarde.
Despacio baje la mirada, encontrándome con mi propio reflejo, que se movia con el paso de las olas.
La espuma acariciaba mi piel, llamándome, rogándome que entrara, que me sumergiera.

Y así lo hice yo. Dejé caer mi vestido sobre la arena y con paso lento y decidido me acerqué más y más a las profundidades, sin darme cuenta de que unos ojos conocidos me observaban desde lejos.

Una ola me mojó casi por completo y no pude hacer otra cosa que reírme y girar la cabeza para evitar que me entrara agua en los ojos.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de que alguien me miraba, con lo que parecía mi vestido en la mano.

Me quedé paralizada. No podía ser. Ese chico me perseguía, estaba segura.
Sin borrar la sonrisa de mis labios me acerqué a él. No es que el agua me hubiera sentado mal, simplemente era que no quería montar una escena que pudiera llamar la atención de la gente que había por ahí.

Miré a mi alrededor y comprobé que no había nadie, a excepción de un hombre con un enorme bocadillo que tenía cosas más interesantes que hacer, como preocuparse por encontrar una servilleta o...una camisa nueva pues al parecer la había utilizado para limpiarse.

Vamos que no nos prestaba demasiada atención. Podía ser yo de nuevo.
Me acerqué salpicando "sin querer" al chico que tenía enfrente.

-¿Has venido a pegarte un baño?-le pregunté exasperada mientras le tendía la mano para que me devolviera mi vestido-¿Me lo das? ¿O es que quieres guardar algo que me ha tocado, cariño?

No sabía que demonios hacía Alex aquí, pero la verdad es que no parecia él del todo.
Vestía de forma... extraña para como él solía hacerlo.
Ladeé la cabeza y lo miré de arriba a bajo. Parecía normal y todo.

-¿Quién ha conseguido vestirte así?-le pregunté divertida-Por que vamos se merece un premio.

No pude evitar que una carcajada se escapara de mis labios, y eso que no me apetecía demasiado meterme con el chico. Aquí no podía usar lenguaje mágico y él era el único lenguaje que entendía, a exccepción del... anatómico.

-¿Tanto me has echado de menos que has tenido que venir aquí a buscarme?-le pregunto con tono dulce mientras ponía ojitos de niña buena-¿O es que has querido encontrar a nuevas víctimas?

La brisa del mar hizo que mi piel se extremeciera, recordando que mi cuerpo estaba mojado. Y aunque me moría por volverme a meter en el agua no le iba a dejar que se quedara con mi vestido.
Me acerqué a él, mojándole sin querer su camiseta. Mis piernas se enredaron en las suyas ya que sabía que así se amansaría un poquito.

-¿Me lo devuelves cariño?-susurré mientras cogía su mano llegando hasta mi vestido.

Puse cara de pena cuando dijo que no se quería bañar.

-El agua está muy buena-le dije con un susurro mientras le miraba a los ojos. Iba a ser amable, al menos hasta conseguir su vestido, porque el chico era capaz de irse corriendo con él y sabía que era más rápido que yo. Además, estando en el mundo muggle no podría hacer ningún hechizo para que apareciera otro.

Me tocaba ser buena chica, aunque claro yo siempre lo era.
-Venga, cariño devuélvemelo. Sé que te gusta más verme en bañador, pero si no me lo das tendré que volver al agua y eso significaría que dejarías de verme así.

Esbocé una ligera sonrisa cuando dijo lo de la ropa.

-¿Te gustó la dependienta, no? Porque parece que te fijaste mucho en ella o... o es que ha sido tu nueva víctima.

La verdad es que no me extrañaría nada. El chico era bastante atractivo y seguro que llamaba la atención de las muggles y más si vestía como normalemente lo hacía.

Me río por lo que dice de que no le moje y le miro a los ojos, divertida.
-Si me das mi vestido me aparto-le susurro poniéndome de puntillas mientras intentaba alcanzar el vestido.

Su mano se puso en mi cadera e hice un gesto para decir algo, pero decidí callarme. No iba a montar la escena ahora.

-¿Ves? Tu mismo reconoces que me has hechado de menos, pero sería una auténtica lástima que te suicidaras. Se te echaría de menos y todo.

Me muerdo el labio, comprendiendo que me costaría bastante recuperar mi vestido.
-Yo te invitaría a algo, pero si no me lo devuelves no me dejaran entrar en los bares o... o peor los viejos verdes no pararan de mirarme e intentar tocarme. ¿No te gustaría eso, verdad?

Hice un último esfuerzo, estirando mi cuerpo para coger lo que era mío, pero él lo volvió a alejar, por lo que perdí el equilibrio y nos caimos los dos.

-¿Me estás diciendo que tú me protegerías y todo?-pregunto alzando una ceja-No me hagas reír.

Iba a levantarme cuando el chico hizo un rápido movimiento y cambiamos las posturas.
Ahora él estaba encima mío, impidiéndome levantarme.
No lo intenté, sabía que no lo iba a conseguir, por eso no merecía la pena malgastar mis energías en eso. Era preferible guardarlas para cosas más divertidas.

-No, claro que no te intento seducir, querido. Más que nada porque no necesito hacerlo. ¿Acaso no es verdad que ta babeas por mí?


Miré al chico a los ojos. ¿Qué pensaba? ¿Qué me iba a poner a temblar? ¿Qué iba a pedirle que...? Vamos, sabía perfectamente con quien estaba hablando. Yo no era precisamente una de las novatas que se morían por estar en esa misma posición con él.

-¿Así que te parece que estoy bien desde esta perspectiva?-pregunto en un susurro, cerca de su oído-Cariño ¿eso es un cumplido? No me lo creo, pensaba que ibas a decir que estaría mejor de otra forma.
Reí y me mordí el labio inferior.

Estaba ya casi oscureciendo y yo seguía mojada, por lo que no pude evitar que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

-Y si no quieres ir a darte un baño...¿qué te apetece hacer?-le pregunté otra vez susurrando.
No hacía falta elevar la voz, estábamos demasiado cerca como para hacerlo.

Esbozo una sonrisa cuando parece quedarse momentáneamente pensativo. La verdad es que nunca se sabía qué pasaba exactamente por su mente, a excepción de una cosa, pero tenía que reconocer que sabía como explotar ese lado misterioso pues las novatas se morían por averiguar de que se trataba. Aunque claro, eso nunca se lo diría. ¿Cómo iba a decirle a Maths que las pequeñas se morían por descubrir ese misterio que parecía envolverle?

Escuché sus palabras y reí divertida. Lo había hecho, lo había reconocido.
-Así que... ¿reconoces que te pongo, verdad?-le digo-Vaya... ¿A medio colegio?
Las mejillas se me encendieron ligeramente ante esas palabras, pero pronto me recuperé.
-Cariño, eres Maths, creeme, creo que me hago una idea de como me quieres o mejor dicho... de para qué me quieres.

El chico se levanta, dejándome libre. Me incorporo ligeramente y clavo mis codos en la arena, alzando una ceja. ¿Me dejaba libre? ¿Así? ¿Sin luchar? ¿Sin tener que rogarle? Algo le pasaba a este chico.
Mi teoría se confirmó cuando el chico me dijo que me devolvía el vestido y que me invitaba a algo. ¿Dónde estaba el Alex que yo conocía?

-¿Maths me estás invitando a tomar algo? ¿Tú a mí? Ahora mismo, si estuviéramos en Hog... en el colegio muchas me tendrían envidia.

Me reí un poco y miré el mar, divertida. Me acerqué al chico y le di un beso en la mejilla mientras cogía el vestido y lo volvía a dejar en el suelo.

Me levanté de un salto y miré al agua divertida y después al chico.
-¿Qué te parece bañarnos y luego te dejo que me invites a algo?-le pregunto aunque no le dejé contestar. Lo cogí de la camiseta y lo arrastré hasta la orilla y yo me metí.

Esbozo una ligera sonrisa cuando el chico se queda callado, pensando la respuesta para luego admitir lo que yo había dicho. Le ponía y según él mucho.
Amplié mi sonrisa cuando lo reconoció, algo extraño en él. ¿Estábamos de confesiones? ¿Nosotros dos? Eso si que era algo único, pues no solía ocurrir muy a menudo.
Negó con la cabeza de forma graciosa, y yo me mordí el labio y me encogí de hombros divertida.


Era verdad que parecía otro Alex, que no era el Maths que aprovechaba cada instante para meterse conmigo o para proponerme ciertos planes, aunque no había desaparecido de todo.
Era como si no fuera tan... ¿tan él?
Asentí cuando preguntó si sería envidia mientras cogía un poco de agua y me mojaba para evitar que el agua fría me hiciera titiritar.
Levanté la mirada y alcé una ceja cuando dejó la frase a mitad. ¿Qué le pasaba? ¿Le había comido la lengua el gato?

-¿Qué decías, cariño?-le pregunto mientras me tumbo en el agua de la orilla y dejo que la espuma me acaricie.


Ladeé la cabeza y entrebrí los ojos mientras seguía jugando con el agua.

-Claro que suena perfecto-dije-y más si te lo propongo yo ¿no?-le pregunto dejando que una ligera carcajada se escapara de mis labios.
Miré al cielo y negué con la cabeza.

-Querido creo que por hoy haré una excepción, y no te preocupes por mí, creo que estás tú más sofocado al verme que al verte yo a ti.

Reí al ver su cara y me levanté lentamente acercándome.

-Sí, está fría. Si quieres puedes esperar en la arena mientras yo me baño, cielo, aunque es algo aburrido bañarse sola.-le susurré con una dulce sonrisa

Alzo una ceja cuando dice que nada, pero me encojo de hombros. Tenía curiosidad, es cierto pero sabía que no me lo diría ¿o sí?
Una sonrisa se dibujó en mis labios cuando me dijo que no me aprovechara de él que no lo iba a admitir tantas veces.

- Reconoce que es raro que estemos así-le digo mientras juego con la arena y el agua- pero no te preocupes. Me basta que lo hayas admitido una vez, cielo-le dije mientras me mordía el labio inferior.

Sabía perfectamente que era muuy difícil conseguir una palabra amable de ese chico, y más aún tantas seguidas. Podía sentirme...¿alagada? Sí, tal vez fuera así como me tenía que sentir.

Se dejó caer en el agua, mojándose completamente y me reí divertida por lo que hacía.
Cuando salió a la superficie me animó a hacer lo mismo, y yo asentí lentamente.
-¡Voy, Alex!-exclamé poniéndome de pie y adentrándome más en el agua.
Cuando ésta me llegó por encima de la cintura cogí aire y me sumergí, mojándome toda de nuevo.

Cuando salí a la superficie miré donde estaba el chico, pero no lo encontré. Acto seguido pude apreciar como alguien me cogía de los pies y me tiraba de nuevo al suelo.
Reí un poco y cogí aire, para bucear con él.
Cuando salimos sumergí la parte inferior de mi cara, quedándome el agua por encima de la nariz y le escuché.
-¿Qué te ayude a entrar en calor? ¡Te reto a una carrera hasta las rocas de allá!-exclamo y comienzo a nadar hasta ellas-¡Vamos tortuga!

Deja que sea así por un día. Sí, era lo que iba a hacer. Parece que el mundo muggle nos ofrecía una tregua que en Hogwarts no existiría y eso pensaba aprovecharlo.
Nadé todo lo rápido que pude, dando grandes brazadas pero él me iba ganando terreno, cada vez más rápido, aun así era divertido.

Sus manos cogieron mi tobillo y me lanzaron hacia atrás, haciendo que yo quedara detrás.
Me paré un segundo y abrí la boca para decir algo, pero enseguida la cerré.
Había hecho trampas, sí, pero yo también. Por eso no podía quejarme, solo aceptarlo y ganar o al menos intentarlo.

Nadé todo lo rápido que pude, sobre todo al escuchar lo del premio. ¿Premio? ¿Qué premio?
Poco a poco fui recortando distancias con el chico, pero él nada mucho más rápido que yo, por lo que acabó llegando a las rocas unos segundos antes que yo, sólo unos segundos.
Cuando llegué, apoyé mi espalda en una de las rocas y respiré en repetidas ocasiones, sonriendo.

-Me has ganado...-susurro-¿Has entrado ya en calor?-le pregunto divertida mientras me coloco los mechones de pelo que se habían pegado a mi cara tras la oreja.

Me había ganado sí y sabía que me lo iba a estar restregando bastante tiempo. Así era el Mathews que conocía.
Cerré lentamente los párpados y respiré profundo para recobrar el aliento que había perdido en la carrera.
Al escuchar sus palabras abrí los ojos despacio y le miré.

-¿Todavía necesitas más calor?-pregunté mordiéndome el labio inferior-¿Y de que manera querías entrar en calor?-le pregunto divertida.

El chico se acercó a mí poniendo sus manos sobre mi cadera, haciendo que estuviera acorralada contra la roca. En su rostro se dibujó una sonrisa que conocía bastante bien. Era muy famosa en el colegio. Él la solía poner cuando quería algo y raramente no lo conseguía.

-¿Tu premio?-pregunté divertida mientras le rodeaba con mis manos, más que nada porque estaba cansada de mover las piernas para mantener el equilibrio, y así al menos no tenía que ahcerlo-¿Y qué quieres de premio?-me imaginaba perfectamente lo que era, pero no iba a ser tan fácil, vamos por mucha tregua que hubiera por medio.

Necesitaba moverme o comenzaría a temblar de nuevo.
Mi piel estaba ya a punto de estremecerse debido a que el agua estaba fría y yo no movía mis músculos por estar encerrada entre el chico y la pared.
Y no quería que se diera cuenta porque era capáz de acercar más su cuerpo para, como él decía, entrar en calor.
¿A cuantos chicas les habría dicho eso? A muchas, definitivamente.

-Me imaginaba que era ese tipo de calor-le dije en un susurro mientras le miraba a los ojos-Eres muy cabezota. Estoy empezando a pensar que no te darás por vencido tan fácilmente, pero quizás tu querido hermano tenga razón. ¿Sólo soy una más, no?-bromeo mientras vuelvo a reír.

Sacudí la cabeza y le volví a dar un beso en la mejilla.

-¿Mejor ahora?

Ruedo los ojos cuando dice que invito yo y me muerdo el labio inferior.

-Cielo, no es por desanimarte. Sé que te mueres por una cita conmigo, tu hermano me lo ha demostrado en más de una ocasión, pero aquí no existe tu querida cerveza de mantequilla-le dije con una risita en los labios-pero a lo del bocadillo me apunto si quieres.

-Vamos, no me digas que no te ha dicho que consiguió besarme-le dije-No creo que tardara ni dos horas en ir a buscarte para contarte esa hazaña-bromeé.

Escuché sus palabras cuando dijo que si fuera una cualquiera ya habría estado en su cama.
-Y eso te gustaría ¿no? ¿O son solo imaginaciones mías, querido...?Me encogí de hombros cuando me miró a los ojos, después del beso en la mejilla. Debía de ser el agua, la playa o el mundo muggle, pero estábamos siendo amables, cosa rara entre nosotros.

Reí cuando dijo lo de la cerveza y me mordí el labio inferior.
Era cierto, no había cerveza de mantequilla, pero siempre podríamos pedir unas cervezas normales y corrientes. A lo mejor le gustaba y todo.

Me cogió de la muñeca y yo aproveché para, cuando nos acercamos a la orilla lo suficiente como para hacer pie, subirme a sus hombros y enroscar mis piernas alrededor de su cintura, como si de un caballo se tratara.
Hundí mu cabeza en su hombro y respiré profundo.